lunes, 15 de septiembre de 2008

El terror y la literatura en el cine

Tercer Round


En los últimos 50 años hemos visto historias de Stephen King llevadas a la pantalla grande que, indudablemente, están encasilladas en el cine de horror. ¿Quién no ha visto películas como: Apocalipsis, Carrie, El cazador de los sueños o El resplandor? ¿Quién no recuerda la escena de la regadera en la película de Psicosis, de Hitchcock? Sin duda, todos hemos sido testigos de grandes relatos que, llevados a las salas cinematográficas, pueden resultar aun más impresionantes que en una lectura; no obstante, eso no implica que sean mejores que las novelas o cuentos que encontramos en los libros. Si bien en los últimos años nos hemos convertido en una sociedad visual y acostumbrada a que nos den todo en forma de papilla, hemos aceptado el cine como un gran medio de entretenimiento. Aún así, debemos estar conscientes de que las más grandes historias de terror se han escrito y llevado a la pantalla grande gracias a la imaginación de un escritor o de un director y, definitivamente, la lectura es el único medio que provoca reacciones en el cuerpo y nos brinda las mejores herramientas para desarrollar nuestra imaginación.

De acuerdo con Leslie Santibáñez “El cine encuentra, de alguna manera, su “legitimación” en la narración - en específico en la narración literaria – dadas las condiciones histórico-sociales en las que surge”. En dicha frase se define la relación que existe entre el cine y la literatura y cómo va más allá de una simple narrativa, sino que implica otro tipo de fenómenos que incurren en dicha relación. Debemos entonces reconocer la validez que tiene la literatura en nuestra vida, nuestra imaginación y, por demás, en la formación que poseemos respecto a todo lo que experimentamos día a día. Hemos crecido aterrados hacia las películas de horror, o nos cubrimos más de una vez los ojos para no ver una escena; sin embargo, el horror no consiste sólo en eso, sino en todo el ambiente que rodea a una escena, a un capítulo o a un escrito. Así, planteo una cuestión: ¿será que el cine de horror también beneficia nuestra imaginación? Independientemente de la respuesta a dicha pregunta, el cine de horror, la literatura de horror y todo lo que envuelve el morbo, el temor y lo siniestro, como niños nos asusta, como adolescentes nos fascina y como adultos nos provoca a hacer un análisis que va más allá, motivándonos a preferir una lectura de horror que una película con sangre, asesinatos y trastornos.

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